ÑAÑA

 

Dos pasos al frente de su madre, el pequeño alargó sus redondos y cobrizos dedos al aire. “Ñaña, ven” exclamó con voz firme llamando con los dedos. “Ñaña, ven” repitió el pequeño hacia una multitud de transeúntes que no parecían notarlo. Los ojillos de coipo del niño se volvieron acuosos mientras continuaba alargando los dedos al aire y repitiendo el llamado. “Ñaña, ven” le oí repetir angustiado cuando la madre lo cogió en brazos ingresando a un ascensor. Giré en redondo buscando a la Ñaña. Solo encontré un montón de huincas apurados.

Acerca de almadetinta

Comunicador Audiovisual, Escritora, hija del dibujante NATO. Madre, mujer, híbrida de nacimiento, pecadora de palabra, obra y omisión.
Esta entrada fue publicada en MICROFICCIONES. Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario